Friday, February 02, 2007

Funeral Blues

Stop all the clocks, cut off the telephone,/
Prevent the dog from barking with a juicy bone,/
Silence the pianos and with muffled drum/
Bring out the coffin, let the mourners come.

Let aeroplanes circle moaning overhead/
Scribbling on the sky the message He Is Dead,/
Put crêpe bows round the white necks of the public doves,/
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.

He was my North, my South, my East and West,/
My working week and my Sunday rest,/
My noon, my midnight, my talk, my song;/
I thought that love would last for ever: I was wrong.

The stars are not wanted now: put out every one;/
Pack up the moon and dismantle the sun;/
Pour away the ocean and sweep up the wood./
For nothing now can ever come to any good.

W.H. Auden

3 comments:

Anonymous said...

Dearest,

Creo que te quiero más que nunca. Te dejo un poema de mis preferidos. Habla del dolor, de la muerte, pero sobretodo del amor que podemos sentir por alguién.

LOVE

SEPTIMUS


LA COGIDA Y LA MUERTE

A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.

El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones del bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro, solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde,
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en punto de la tarde.

Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
¡Ay qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!

F. GARCÍA LORCA

Anonymous said...

"...He was my North, my South, my East and West,/
My working week and my Sunday rest,/
My noon, my midnight, my talk, my song;/
I thought that love would last for ever: I was wrong."

Lindo!
Jhs mil

maria joão martins said...

Dear Septimus,
Tomaste-me de surpresa com a beleza deste poema e de tudo o mais. Já sabes: true love never dies, it lives daily in small gestures.
Beijo longo